lunes, 26 de septiembre de 2011

Relaciones, conflictos y valores de una historia no tan común.

En el libro llamado “Otra vuelta de tuerca” se presentan varias situaciones de la vida cotidiana, aunque con un toque de ficción, lo cual le proporciona al lector mas interés por esta historia, en el contexto familiar podemos observar que no existe familia alguna ya que Flora y Miles son niños que han perdido a sus padres y su única familia esta conformada por su tío, el cual no quiere hacerse cargo de ellos y prefiere pagarles a la señora Grose y a una institutriz para que cuiden a los menores, ellas están encargadas de su cuidado y de su educación, pero no representan ningún tipo de familia para ellos, entre los dos hermanos se puede observar una relación en la que comparten hasta sus mas profundos secretos, permanecen casi todo el tiempo juntos, estudian y juegan como dos niños de su edad, pero a medida que avanza la historia esta relación se va tornando como cierta complicidad y se presta para que entre los dos se cubran cuando estén realizando algunas de sus hazañas.
Por otro lado, en la sociedad política se observa entre las mujeres que están a cargo y los niños que habitan en la mansión, esta relación al principio es de una infinita alegría, tanto los niños como sus superiores son amables los unos con los otros, cada uno cumple con sus debidas funciones y no se presenta problema alguno, es como si todo fuese “color rosa”, sin embargo todo luego se va tornando hostil y sin sentido, las mujeres encargadas de los niños van perdiendo autoridad hacia ellos y a partir de esto se desenlaza una cadena de sucesos que conllevan a que sus relaciones lleguen a estar a punto de desaparecer.
El único aspecto que podemos resaltar es el laboral, el cual se puede observar entre la institutriz y en la señora Grose, ya que las dos aceptaron como empleo el hecho de ir a Bly a cuidar a Flora y a Miles, estas mujeres desde el momento en el que se conocen crean un lazo de amistad que se conserva durante toda la historia, entre ellas dos comparten alegría y dolor y aunque a veces se presentan dificultades y dudas, ellas solucionan sus problemas y vuelven a retomar la confianza que se tenían desde un principio. Otro tipo de sociedad laboral que se puede observar es la que se presenta entre los demás criados que habitan el la mansión, pero no se hace ningún énfasis en ellos.
El conflicto que se presenta en el libro se desarrolla a causa de que todo en la mansión era paz y tranquilidad, los niños realizaban sus deberes de estudiantes al igual que la señora Grose y la institutriz, pero luego la señorita Jessel y Quint, dos fantasmas que atormentaban a Bly, decidieron poseer a los dos pequeños y como consecuencia, estos comienzan a comportarse de una manera muy diferente, son indiferentes a las ordenes de quienes están a cargo de ellos y aparte de todo toman una actitud muy extraña, como si fueran personas de una edad mucho mayor, la institutriz y la señora Grose se percatan de aquel hecho y deciden luchar hasta el final contra estos dos seres maléficos que quieren hacer daño a estas personas, no buscan solucionar aquel conflicto de una forma violenta si no que buscan ahuyentar estos dos espíritus enfrentándolos frente a frente para poder rescatar a los niños de aquella situación tan desagradable y peligrosa.
La pluralidad que se presenta es de tipo ideológica, ya que la institutriz piensa en darlo todo por quitarles la posesión que Jesse y Quint tienen hacia los niños, ella es una persona luchadora y responsable y gracias a que ha adquirido un cariño muy especial hacia los dos pequeños no duda en darlo todo hasta el final hasta ganar aquella batalla, a diferencia de ella, la señora Grose es muy insegura y no tiene mucho positivismo respecto a este asunto, pero se deja convencer por la Institutriz y decide apoyarla en sus decisiones con respecto a aquel problema.
Los valores que podemos resaltar en el libro es el amor, el cariño, la responsabilidad, la honestidad y la perseverancia de la señora Grose y la institutriz, ya que lo dieron todo por los menores que estaban a su cargo, no se dieron por vencidas, y si lo hicieron en algún momento, retomaron fuerzas y siguieron en aquella lucha, no dejaron a aquellas dos pequeñas e indefensas criaturas solas a pesar de las dificultades y de que sus cambios de actitud fueran constantes y negativos.

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